viernes, 6 de diciembre de 2013

HongBin - Capítulo 8

Hongbin no me llevó a casa. Nos alejábamos –volando- del camino a mi hogar. Yo estaba demasiado débil para resistirme. Solo podía confiar en que me transportaba a un lugar seguro, donde la cabeza dejase de darme vueltas y no tuviera un miedo irrefrenable a caerme al vacío. Pese a todos mis miedos, sentía el brazo firme del genio rodearme la cintura, impidiéndome cualquier movimiento brusco mientras el aire se filtraba por cada hueco de mi ropa y hacían que mi cuerpo se estremeciera.

El Djinn no dijo palabra en todo el trayecto, pensativo y serio como nunca lo había visto. Llegamos a un barrio apartado y sombrío y por fin me depositó en el suelo, pero no me soltó. Tras abrir el portal y subir las escaleras, atravesamos una puerta con un número en placa reluciente. Cerró tras él, conduciéndome hasta el sofá delante de una chimenea de leña, que estaba apagándose. Hongbin se la quedó mirando; alzó la mano. La madera crujió sobre sí misma y el fuego encontró vía para seguir creciendo. El chico me observó en silencio y me pareció que fruncía el ceño.

-Estás helada –comentó. Tenía razón, temblaba como una hoja cogiéndome los brazos con las manos. Hongbin desapareció en una de las habitaciones y volvió con una manta que colocó sobre mis hombros. Me arrebujé en ella, esperando entrar rápidamente en calor y que los dientes dejaran de castañetearme.

-Gracias –balbucí. Quería preguntarle tantas cosas… pero solo se me ocurrió una-. ¿Qué haces aquí, en este piso?

Hongbin se encogió de hombros.

-¿No es obvio? Aprovecho mi libertad condicional –se dio cuenta de que no lo seguía y puso los ojos en blanco-. No creerías que iba a vivir contigo en esa habitación minúscula toda la vida, ¿verdad? Soy un genio, pero tengo mis principios de intimidad.

Enrojecí. No había pensado en ello.

-Y ya que fuiste tan amable de permitirme ir y venir cuando quisiera y desde donde quisiera –continuó-, lo mejor que podía hacer era habilitarme un lugar temporal para pasar los días.

-Pero... ¿cómo lo has conseguido? Es decir… ¿Has chasqueado los dedos y de pronto esto era tuyo?

Hongbin arqueó las cejas, sorprendido por mi extraña suposición.

-No. He decidido hacerlo lo más humanamente posible –puso las manos en vertical para que no lo interrumpiera-. Lo he hecho por placer. Podría haber actuado como has dicho y ahorrarme el trabajo. Pero a todos nos gusta jugar a los Sims alguna vez, ¿verdad?

-¿Cuando…?

-Cada día que pasabas en el instituto, aclaraba el papeleo del piso. Bueno, en realidad tuve que falsificar algunos.

-¿QUÉ? ¿Falsificaste documentación? –exclamé, horrorizada.

Se encogió de hombros.

-No creo que fuera muy conveniente decirle a un simple abuelo que la persona con la que estaba tratando es en realidad un ser celestial al que le gustaría comprar un piso.

Me imaginé la cara del anciano por la confesión. Primero le preguntaría si estaba bajo los efectos de las drogas, y segundo, le patearía el trasero por decir “tonterías”. Se me escapó la risa ante la mirada desconcertada del genio.

Se instauró un silencio en el que traté de recuperar el aliento. Teníamos que pasar a cosas más serias.

-¿Cómo me encontraste? –dije, bajando la voz. No hizo falta aclarar a qué me refería. Acercó una mano a mi cuello; me retiré, atenta a cualquier movimiento infrecuente. Pero los dedos solo me rozaron un poco la piel antes de cernirse sobre el llamador.

-Esto está conectado a mí. Siento su presencia por muy lejos que estés. Estaba volviendo después de pasar por aquí, quería decirte lo de mi piso, suponiendo que tus amigos se habrían ido –pronunció “amigos” con cierto desdén que pasé por alto- y me las arreglé para interceptarte. Entonces vi al hombre sobre ti. En cuanto me vio, salió corriendo en la dirección contraria. No me dio tiempo a utilizar mis dones. ¿Qué quería…?

La expresión que me ensombrecía el rostro lo calló.

-La llave. Una llave –lo miré-. No sabía que la llave era yo. Si no, me hubiera secuestrado.

-No lo hubiera dejado –cortó. Agradecí su consideración.

-Hongbin –lo nombré-. ¿Por qué soy la llave del infierno? Solo quiero ser normal… llevar una vida corriente… Graduarme, tener una carrera y esas cosas. ¿Por qué yo?

Por vez primera, el Djinn era incapaz de contestarme.

-No lo sé –confesó-. Conozco a una persona que sí podría saberlo. Llama a tu amigo alado.

-¿Mi amigo…? –Tardé en caer que se refería a Ken-. Ah… ¿Crees que es buena idea?

-Te han estado vigilando desde que naciste. Por algo será, ellos mismos lo dijeron –tamborileó los dedos sobre el mentón y me forcé a desviar los ojos de sus carnosos labios-. Como sea, deberías quedarte aquí hasta que sepamos lo que está pasando.

Saqué el teléfono móvil, que por suerte no se había roto con la agresión de hacía unas horas. Marqué el número de mi mejor amigo y tras solo dos toques su risueña voz contestó al otro lado.

-¿Alice? –preguntó, extrañado-. ¿Ya me echas tanto de menos que no puedes esperar al lunes para verme en clase?

Mis comisuras se curvaron ligeramente hacia arriba.

-Es importante, Jae –y añadí-. Me han atacado en la calle.

Separé el auricular de mi oreja cuando Ken empezó a chillar.

-¡¿Que qué?! –se oyó un jadeo-. ¿Estás bien? ¿Estás herida?

-No del todo. Estoy bien. Hongbin me encontró a tiempo –suspiré, consciente del alivio que suponía recordarlo-. Pero el hombre no cesaba de repetir que le diera La Llave.

Al otro lado de la línea no se oía otra cosa que la rápida respiración del medio-ángel.

-¿Ken? –susurré, insegura.

-Ya empiezan –gimió él. Su tono, la manera en que lo dijo me desconcertó.
-¿Qué es lo que empiezan? Jae Hwan, me estás asustando.

-Alice, estás en un peligro más grave y más prematuro de lo que imaginaba –dijo finalmente-. No deben saber que la llave eres tú. Si lo hacen, pueden obligarte a que abras las puertas del infierno. Si esto sucediera… sería el fin del mundo.

Un escalofrío me recorrió la espalda y miré a Hongbin, que lo había escuchado todo y paseaba de un lado a otro como en mi casa la otra noche. No flotaba, y no sé si podía considerarlo buena o mala señal.

-Jae Hwan… -empecé.

-¿Dónde estás? –me preguntó-. En casa sueles llamarme con el teléfono fijo.

-Estoy en casa de Hongbin. No creo que mi hogar sea un lugar seguro por ahora. Me quedaré aquí y le diré a mis padres que estoy en tu casa y que tenemos que hacer un trabajo que cuenta el 40% de la nota final del curso. Así tengo excusa para toda la semana ¿Te importa?

-No, claro que no. Pero sé de alguien que no va a estar demasiado contento de que estés con ese genio –automáticamente pensé en Leo, y con rapidez deseché esa idea. Su amigo odiaba al Djinn, pero no se opondría si se trataba de mi seguridad-. La línea no es segura. Pásame la dirección de Hongbin. Me reuniré con Leo y te explicaremos las cosas mejor.

Dirigí un breve asentimiento y tras darle la información, colgué. De nuevo introduje un número, el de mis padres. Éstos no estaban demasiado contentos con el planning de la semana, pero me revelaron que su trabajo –y las vacaciones- les exigía diez días más de ausencia aproximadamente, por lo que acabaron accediendo a que no me quedara sola en un piso tan grande.

-Listo –anuncié, guardándome el móvil en el pantalón-. ¿Y ahora qué?

-Toca esperar. Pero tú no puedes hacerlo con el estómago vacío –sacó de no sé dónde una caja cuadrada con las letras “Pizza Quattro Stagioni” y me la plantó delante.

Mis cejas se levantaron, estaba pasmada.

-¿Comida basura? –pregunté. Hongbin esbozó una breve sonrisa.

-Comida basura.

4 comentarios:

  1. Porque Hongbin es taaan majo y sensual? Maldita sea xD.

    Por cierto, cuando leí la palabra rebují o algo asi me partia de risa jajaja

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  2. Voy a morir con Hongbin... en serio, si sigue siendo tan adorable alguien se pondrá celoso jajajajaajjaajajaj me lo como (?)
    Y dios, lo de la llave me recuerda a Sobrenatural cuando Dean y Sam abren las puertas del infierno safknsdfkjsdkgsdjkghsd me encanta loool
    Sigue que me muero en uno de estos días ajajajaja

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  3. Waaa!!!! enserio la cosa se pone cada vez mas buena >u< me quede impactada con eso de la llave para las puertas del infierno enserio ella podría ser la causa del fin del mundo O.O todabia estoy en Shock aun que supongo que no puede ser un gran problema que ella se quede con Beannie por unos cuantos días quisas quien sabe que pase entre esos dos e.e pero de seguro Leo se va aponer hecho una furia pero no le queda mas remedio que aceptar :p y después de todo al parecer Hongbin no odia tanto a los humanos como para querer vivir como uno y todo gracias a Alice >u< unnie el capi esta Daebak enserio me dejas cada vez mas sorprendida con tus giros en la historia pero tengo que admitir que me gustan bastante y siguela por fis sube pronto otro capi *^*

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    1. Ya sabes lo que pienso de tus comentarios <3 Ten cuidado, que en el proximo capitulo, tu, y las dos personas más que leen el fic os vais a angustiar muchísimo. xDD

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