domingo, 8 de diciembre de 2013

HongBin - Capítulo 9

Cuando terminé el último trozo de pizza el timbre sonó. Hongbin hizo ademán de ir, pero fui más rápida y abrí la puerta. Al momento, unos brazos se cerraron entorno al cuerpo con tanta fuerza que me hicieron crujir toda la espalda. No era Ken, sino Leo el que me estrechaba enérgicamente para luego separarse tan solo unos centímetros.

-¿Estás bien? –inquirió, escudriñándome el rostro. Pasó la mano por la mejilla allí donde el hombre se había entretenido dándome bofetadas.  Me estremecí-. ¿Te ha herido en algún otro lugar?

Negué con la cabeza.

-Alguna rozadura en las rodillas, pero eso es todo. Hongbin me encontró a tiempo.

El Marid clavó sus oscuros ojos castaños en el genio.

-Te mataré por dejarla sola.

Para mi gran sorpresa, Hongbin se removió, inquieto, y desvió la vista con cierta culpa pintada en la cara. Todo en estos días era desconcertante para mi persona. Un Hongbin más dócil, un Leo más cariñoso, un Ken más serio…

-¿Dónde está Jae Hwan? –pregunté, mirando por encima de mi amigo. Debería estar con Leo, él mismo había dicho que…

-Me llamó y me dio la dirección. Dijo que si no llegaba a tiempo de encontrarnos, fuera a buscarte. Y he cumplido mi promesa.

Tenía un mal presentimiento. Marqué en mi móvil su teléfono. Uno… dos… tres… Hasta siete pitidos antes de que la contestadora automática y la voz jovial del medio-ángel anunciaran que podía dejar un mensaje de voz.

-Jae, soy Alice. Por favor, en cuanto escuches esto llámame. Estoy… estamos preocupados. Hazlo, ¿Vale?

Bloqueé el móvil y lo guardé. Tenía un nudo en la garganta y el miedo se alojó en la boca del estómago. ¿Y si le había pasado algo? Leo me leyó el pensamiento.

-Jae Hwan es fuerte. Seguro que no le ha pasado nada –todos los intentos de Taek Woon por tranquilizarme fueron vanos. Estaba segura de que en el fondo, el Marid opinaba lo mismo que yo en ese momento. No era normal que Ken dijera un lugar de encuentro y no apareciera. No era normal que tras siete toques, fuera el contestador y no su voz real la que surgiera al otro lado de la línea.

-Eh –intervino Hongbin-. El mestizo iba a explicarle las cosas a Alice. Haz un favor y termina lo que empezó.

Leo se separó y atravesó la habitación. Echó las cortinas de color caqui, volviéndose.

-Hace tiempo que seguimos la pista de un genio Dao. Ahora se la conoce como Jessica. Su intención es apropiarse de la llave del infierno para liberar a los demonios y que el caos reine en el mundo humano. Al igual que la mayoría de los genios, detesta las personas por que fueron obligados –y se negaron- a arrodillarse ante ellos. Cree que la única manera de devolverles la jugada a los ángeles y a Dios, es sembrar la destrucción en éste planeta. Ha estado esperando durante siglos, tal vez milenios hasta que apareciera la única llave que puede conseguir que todos sus planes se pongan en marcha.

-Entonces… si yo desapareciera no habría un infierno que abrir, ¿Verdad?

Ambos se tensaron.

-No hará falta llegar a ese extremo –explicó Leo-. No te encontrará, porque antes acabaré con ella.

-Sí, puede que lo consigas. Pero detrás de ella, habrá otros seres que querrán seguir con lo que ella dejó a medias. No podrás protegerme para siempre, Taek Woon. Y lo sabes.

-Entonces, ¿pretendes morir? ¿Eso es lo que quieres? ¿Dejar a tu familia desconsolada para que mueran de pena? –señaló el Djinn. Mis ojos se anegaron de lágrimas por las duras palabras que me dirigió. ¿Qué más podía hacer?

-¡Al menos será mejor que ser torturados por demonios salidos del infierno! ¡No habrá un futuro para nadie si eso ocurre! –vociferé, deshecha. Me temblaba el labio inferior y alguien posó sus manos sobre las mías. Se trataba de Leo, dirigiéndome al sofá.

-Alice. Alice, escúchame. Podemos arreglarlo. No tienes por qué dejar de existir, hay… maneras de que nunca suceda. No puedes rendirte ahora, ¿no lo entiendes? Hemos estado a tu lado desde que naciste, protegiéndote. Eso no cambiará.

-Desde luego, lo habéis hecho de maravilla –dijo Hongbin, con voz extraña. Alice lo miró, pero este no la correspondió. Los ojos del genio se habían clavado en el suelo.

-La intención no era esconderla, si no velar por ella –informó-. Somos sus amigos, no sus carceleros.

El Djinn resopló. Taek Woon le dedicó una mueca sobre su rostro inexpresivo.

-Alguien como tú nunca podrá entenderlo. Siempre has estado solo –espetó. Un ramalazo de dolor cruzó los hermosos ojos de mi genio, que se mordió el labio inferior con tanta fuerza que temí que se hiciera sangre.

-No sabes nada de mí –susurró, con un hilo de voz. El otro se cruzó de brazos.

-Sé lo suficiente.

Tuve el impulso de levantarme y correr junto a Hongbin. Tal como estaba ahora mismo, los hombros hundidos, la cabeza gacha y la mirada perdida me revelaron que Leo había hurgado en una herida que aún no sanaba.

-Deberíamos buscar a Ken.

-Tú no –sentenció el Marid-. Iré a su casa a ver si algo nos revela su paradero. Quédate aquí, será lo mejor. No podemos revelar tu posición. Volveré si sé algo.

Desapareció. No por la puerta, si no en un remolino de agua. Leo siempre había sido de pocas palabras, por ello me sentía confusa del cambio que había dado. Tras varios segundos, me percaté de que Hongbin estaba de cuclillas ante mí.

-No me habías dicho lo de tus rodillas –subió el pantalón, que era bastante ancho y se quedó observando las magulladuras cuya sangre seca les daban un aspecto muy sucio. Avergonzada quise ocultarme, pero sus palmas cálidas se posaron sobre las heridas que de un momento  a empezaron a sanar. Contuve el aliento para evitar una exclamación de sorpresa. Debería acostumbrarme…

-Ya está –avisó el Djinn, en pie.

-Espera –dije-. No te entiendo, Hongbin. No te entiendo en absoluto. Antes… tu forma de actuar era egoísta, egocéntrica y odiosa. Me odiabas con tanta fuerza que temí que podrías matarme con la mirada. Ahora pareces otra persona… otro genio –corregí-. ¿Qué ocurre?

Lentamente, se encaró conmigo. Sus orbes bailaban de un lado a otro, nerviosos. Respiró hondo, acercándose.

-¿Sabías que los genios no pueden tener sentimientos? –murmuró-. Nunca los han tenido. Un genio debe servir obligatoriamente a su amo hasta que éste pide los tres deseos. Al menos eso ocurre con los de mi especie. Luego están los Marid, que no pueden ser invocados para servir por su indomabilidad. Los únicos sentimientos permitidos son los de aborrecer y detestar, ninguno más. Es lo que creía hasta que me liberaste del Llamador de Ángeles. Quise quedarme al margen de tu vida, quise simplemente observar con imparcialidad. Pero cada día que pasaba, preguntas y más preguntas me acuciaban la cabeza, preguntas absurdas que no me dejaban dormir.

“¿Qué sentirán los humanos al cortarse con el papel? ¿Qué se sentirá al sacar un ocho en un examen? ¿Qué significa la amistad? ¿Qué se siente al querer a alguien? –Me dirigió una mirada tan penetrante que me costó detener un suspiro-. ¿Qué supondría perder a una persona a la que quieres proteger? Si te soy sincero, en un principio deseché cualquier pensamiento así. Luego llegaron tus mejores amigos y el muro que había construido se derrumbó. Estaba completamente desconcertado por la forma de tratarte. La amabilidad y el cariño que profesaban por ti eran extraños a mi parecer. Supe, por fin, que los genios podíamos albergar sentimientos –quitó un mechón de pelo situándolo detrás de la oreja. Al hacerlo, me rozó el cuello y sus dedos se quedaron ahí. Mi corazón palpitó desbocado, golpeándome las costillas sin parar-. El descubrimiento se vio reforzado cuando, en un intento de detener la lucha entre Leo y yo, me abrazaste por detrás. ¿Te lo creerías si te dijera que eres la primera persona en toda mi vida que me ha importado tanto? No, ¿verdad? Pues créelo.

Me rodeó y me apretó contra sí. El aire se escapó de mi boca, como si lo hubiera estado reteniendo. El cuerpo, encendido, no me respondía. Apenas fui consciente de que instalaba las manos en los costados del Djinn.

-Quise negarlo todo, pero el torrente de sentimientos me ponía cada vez más enfermo. Angustia, celos, cariño, anhelo… Todos ellos se materializaban estando contigo. Lo último, fue miedo, cuando vi al hombre encima tuyo. Y aún sigo teniendo ese dolor en el pecho diciéndome que podrías esfumarte en cuanto aparte la vista de ti –me recorrió el mentón con la otra mano. El pulgar se quedó en mis labios. Parecía no querer perderse detalle-. ¿Puedes sentirlo? Pon atención. Esto es lo que provocas en mí.

Se instauró el silencio y pude notar como el corazón del genio latía con rapidez. Solté una exclamación de sorpresa y lo miré.

-Hongbin… -tartamudeé. ¿Qué debía hacer? Tenía la mente en blanco, absorta en los iris castaños que me atraían irremediablemente hacia él. En el fondo, una vocecilla gritaba.

<<Bésame, bésame>>

El chico se alejó tan bruscamente que casi tropecé. Miraba otro punto de la sala con ojos impávidos, e hice lo mismo. Allí estaba Leo, pero no como imaginaba que estaría. Tenía el brazo izquierdo ensangrentado, las gotas cayendo y ensuciando la alfombra. Se lo sujetaba con el derecho que tenía más o menos el mismo aspecto. Profundos cortes marcaban los muslos y una de las mejillas, que no cesaban en su goteo. Nos dirigió un vistazo febril antes de caer de rodillas.

-¡¡Taek Woon!! –chillé, aterrada. Lo agarré de los hombros cuando se inclinó hacia adelante, sin fuerzas-. ¡Dios mío! ¡Dios mío Leo! ¿Qué ha pasado?

Respiraba entrecortadamente, pero contestó.

-La casa de Ken… Está destrozada… sangre por todas partes –buscó mis ojos, unos ojos demasiado cansados que me revolvieron el estómago-. Me esperaban… sabían que vendría… eran cinco… maté a tres… pero… pero llevan armas capaces de asesinarnos…

-¿Quiénes? –Habló Hongbin que se había acercado-. ¿Quiénes te esperaban?

Tardó unos segundos en decir algo.

-Nefilim –gimió, con dolor. Puso los ojos en blanco y se desmayó.

6 comentarios:

  1. NEFILIMS? REALLY!? OH DIOS MIO! JAJAJA

    Para mi no te has pasado ni un cacho de nada xD. Hongbin es muy tierno, me encanta como la trata ♡.

    Y Ken? Oh Dios mio! Y ken!?

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    1. Hahahaha!! La parte tierna entre Hongbin y Alice salió gracias a EXO, la canción de Miracles in December hehe xDD Uy uy y Ken? muahahaha a esperar, a esperar xD

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  2. Lo único que me sale es "Mierda!!!" >< cuando todo está mal, se relajan, se sinceran... viene otra cosa y todo empeora!!! Nooooo xddd sufro a tope, sigue por favor...

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    1. A ver si puedo hacer algo hoy y mañana acabo el siguiente capitulo y lo cuelgo hahaha ><

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  3. Ohhh por favor no me dejes asi con Alice y Hongbin !!!!!!!!!!! Bueno pero lo dicho que lo bueno se hace esperar xD

    Yy Ken espero que este bien no quiero que le pase nada. Y Leo por dios me encanta ver sus cambios de actitud ^^

    Pero de verdad que este fanfic cada vez me tiene mas enganchada quiero el siguiente capítulo !!!!!
    Sigue asii porque por cada capitulo te estas superando ♡♡♡

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  4. Santa Madre!!! Por San Siwon!!! pero que carajo ha pasado en la historia primero Hongbin se le confesa a Alice, Leo aparece medio muerto en la casa del Djin y Ken Kya!!! nooo mi sensuanlon Ottokaji que le habrá pasado, que habrá sido de el TT^TT joder si le pasa algo juro que te corto la cabeza unnie ¬¬ ok ya me puse muy agresiva XD el capi esta de infarto como se te ocurre ponernos de esa manera los pelos de punta casi se me sale el corazon >u< en fin me ENCANTO el capitulo *^*

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