sábado, 25 de enero de 2014

Ken - Capitulo 3

-¿Qué haces? –inquirió N ladeando ligeramente la cabeza. Se había posicionado de pie al borde de la celda, apoyado en el marco con los brazos cruzados. Seguía, sin embargo, con una usual expresión serena que no era más que una máscara que contenía toda su ira. Hye Rin lo ignoró. Tendió el futón a los pies de la celda de Ken y colocó las cálidas mantas encima. Los presentes ahí estaban inusualmente tranquilos.

-Estoy preparándome para dormir. ¿No lo ves? –contestó ella. N arqueó una ceja.

-¿Aquí? –Dijo Hyuk-. ¿Con nosotros? ¿No tienes una cama mullida arriba?

Hye Rin torció la boca en una mueca.

-No me gusta. Todo está frío y solitario…

-No creo que más que aquí –murmuró Ken.

-Sí, te lo aseguro. Necesito estar con otras personas para sentirme cómoda.

Otro silencio. N tragó saliva y se agarró de un vidrio sobresaliente.

-¿Qué te hace pensar… -empezó-… que nosotros somos personas?

La pelirroja se incorporo y se acercó al inestable chico. De pronto, todos se tensaron y esperaron lo peor, pero cuando Hye Rin agarró la mano de N éste solo permaneció inmóvil de la sorpresa. Hizo sobresalir uno de sus dedos y le señaló los ojos.

-Tienes dos –ahora posó el dedo en su propia cara-. Yo también tengo dos. Una nariz… -repasó la cara de N y volvió a la suya-. Y yo también tengo. Poseemos lo mismo físicamente. ¿Qué encuentras de diferente? Que estés hechizado es lo único que nos diferencia.

El hombre apartó la mano con rapidez y trastabilló hacia atrás.

-Me acabas de tocar –dijo con un hilo de voz-. Ella nunca nos toca.

-Por que Kyung Hee sabe que la mataríais. Yo sé que no lo haréis.

-Estás tentando tu suerte, humana –espetó N-. Eres rara.

Las comisuras de la chica se curvaron.

-Al contrario que mi familiar, no os quiero hacer ningún daño ni os lo voy a hacer si puedo evitarlo –dijo, orgullosa.

-¿No te gusta el dolor? –Preguntó Hongbin girando la cabeza en posiciones casi imposibles-. ¿Por qué no te gusta?

-¡Y yo que sé! –Se encogió de hombros-. Me considero buena persona.

Hye Rin cruzó nuevamente la estancia hasta su futón, pero se detuvo al reparar en el muñeco que, tétrico y proveedor de tantos males yacía en la mesa. Lo agarró con ambas extremidades y lo alzó para verlo. Era viejo, deslucido y rugoso, los botones de los ojos estaban medio descolgados y la tela que lo recubría se encontraba flácida por el uso.

-Has dicho que no nos torturarías –gimió Hyuk, temeroso. La mujer se lo quedó mirando, horripilada.

-No lo pienso hacer, es una promesa. Solo estoy contemplándolo –se sentó en la cama improvisada. Le elevó un brazo, y todos lo imitaron. Dejó lo dejó caer y al unísono los de los demás hicieron lo mismo. ¿Qué macabra magia envolvía aquel muñeco Voodoo?

-Sentís todo lo que le pasa a éste juguete, ¿verdad?

-Todo –afirmó Ken-. Absolutamente todo.

Entonces tuvo una idea.

-En vez de sufrir con dolor, puedo hacéroslo pasar bien –con el monigote en las rodillas, llevó los dedos a los costados y los sacudió rápidamente. Miles de sonidos se alzaron en el aire, como el ruidoso cacareo de Hongbin, las escandalosas carcajadas de Ken, N y Hyuk e incluso las medias sonrisas de Leo y el irascible Ravi, que se doblaba sobre sí mismo ocultando la cara.

-¡Basta! ¡BASTA! –Reía el de la piel de cuarzo-. ¡Esto es peor que la tortura!

Los que no estaban atados, se contorsionaban en el suelo intentando recuperar el aliento.

-¿Qué ha sido eso…? –musitó N, arrastrándose hasta el sofá y estirándose. El pecho le subía y le bajaba con rapidez.

-Que yo sepa, es lo que se conoce como “Cosquillas” –explicó la muchacha. Hyuk sentía las piernas de mantequilla, y le costó incorporarse de nuevo, por lo que se sujetó a los barrotes.

-Ha sido… genial –dijo, enjuagándose las lágrimas de los ojos-. Menuda risa.

-Lo mejor que nos ha pasado –añadió Ken. Hye Rin sonrió.

-¿Por qué lo has hecho? –habló Leo, acallándolos a todos. No era usual, y desde que la mujer había llegado, Leo no hacía más que hablar. Ella tardó un poco en contestar.

-Quiero que veáis que no soy ningún peligro y confiéis en mí.

-Danos una razón para hacerlo –pidió N, de nuevo serio. La chica suspiró.

-Si lo hacéis, podré tener el valor de exigir a Kyung Hee que os libere –confesó-. No puedo hacerlo sola.

-No podrás convencerla –dijo Ken, con ojos tristes-. Ella es cruel, sádica y fría como un témpano. Tienes que acabar con su vida para liberarnos.

Hye Rin se estremeció.

-N-no puedo hacer eso – reveló, afligida-. No soy capaz…

-Entonces seguiremos condenados a estar aquí abajo para siempre –dijo el menor de todos ellos.

La desolación los envolvió.

-No -se opuso Hye Rin-. No lo permitiré. Todo se arreglará. Os lo prometo.

-Demasiadas promesas para alguien tan joven –canturreó Hongbin-. Haciendo frente a la rubia, no sobrevivirás.

La mujer puso los ojos en blanco y se metió bajo las sábanas con el muñeco al lado.

-Hye Rin –la llamó Ken-. ¿Qué razón hay para dormir cerca de mí?

-Me siento más segura contigo –enrojeció violentamente ante la tímida mirada del otro, dándose cuenta de sus palabras-. Quiero decir… tú no intentas matarme, ¿verdad?

Ken le dirigió una sonrisa cálida, negando.

-No. No podría hacerlo.

Ésta vez fue ella la que introdujo la mano en la celda de cristal, buscando la de Ken y así entrelazar los dedos. La mujer reparó en una herida justo encima de la muñeca, rosada pero con aspecto profundo. Lo extraño es que dada su gravedad, no sangrara.

-¿Cómo te hiciste eso? –le preguntó. Ken bajó la vista hacia la herida y se encogió de hombros.

-Supongo que fue en uno de los juegos de Kyung Hee, pero hace tiempo que no me produce daño. Nos suele sacar de las jaulas, hechizados como ratas sedadas. Luego nos sienta en la silla –la de la mesa central- y nos tortura físicamente con múltiples artilugios que saca de quien sabe dónde. No podemos gritar, y aún así el dolor por dentro es… tan desgarrador… –se estremeció solo de recordarlo. La pelirroja se compadeció-. Por suerte, soy al que menos veces escoge. Suelen divertirle Hongbin, N y Ravi. A veces solo los paraliza de cuello para abajo para poder oír como chillan.

-¡Es espantoso! –Exclamó, abrumada por un sentimiento de misericordia y culpabilidad-. ¡No debe continuar, no debe! Haré lo que sea para sacaros de aquí. ¡Es una pesadilla!

Ken le dio un apretón en la mano.

-Si lo haces, te estaremos agradecidos. Pero no seremos felices a costa de ponerte en peligro.

-Habla por ti. A mi me da igual –espetó N. Hyuk chistó.

-Silencio –lo mandó a callar, sorprendiéndolos a todos-. Si hay una posibilidad… Si la hubiera…

A Hye Rin se le desencajó la mandíbula. ¿Dónde estaba el pesimismo irracional del pequeño?

-Me puse en peligro en el preciso instante en que decidí no torturaros. No creo que cambie demasiado mi futuro.

-Prométeme que tendrás cuidado, Rinnie.

Los ojos de la chica se abrieron de par en par hacia Ken.

-¿Ahora tengo mote?

El muchacho se rascó la cabeza, azorado.

-Es la forma cariñosa de llamarte. Así sabrás que no te odio. No, es absurdo. No podré odiarte nunca.

El pecho de Hye Rin se llenó de una inexplicable felicidad, y su ritmo cardíaco incrementó de forma considerable. Se fijó en que su mano seguía entre las del chico y tragó saliva, nerviosa. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué se sentía de esa manera? Se pendió en sus ojos, esos orbes castaños que la observaban con tibieza y ternura y parecían querer transmitirle todo lo que sentía. Ken acarició con los dedos, despacio, la piel de los nudillos y los largos dedos de ella.

-Hoy tienes las manos frías –comentó. Hye Rin se encogió de hombros.

-Ésta casa está helada. Es normal.

-Si pudiera salir de aquí, yo…

-¡Blah! –Irrumpió Hongbin-. Si seguís hablando en ese tono tan empalagosamente dulce, acabaré vomitando arcoíris y unicornios rosas.

Ken lo fulminó con la mirada, pero a Hye Rin se le escapó la risa. Hongbin cacareó, juguetón. Le hacía gracia la reacción de su compañero de celda.

-Es tarde –dijo entonces-. Deberías dormir ya. Velaré tu sueño ésta noche.

Sin embargo, Hye Rin vaciló al apartarse. Quería seguir en contacto con él, y ese pensamiento la asustó. Sacó lentamente la mano de la jaula y se metió bajo las sabanas, el muñeco a su lado. Acercándolo, lo abrazó con delicadeza y enterró la cara en él. Si bien tenía un olor a polvo y a suciedad bastante notorias, no le importó.

Son ellos. Si esta marioneta contiene sus voluntades, la protegeré pase lo que pase. Aunque me esté jugando la vida

Se sumió en las brumas del sueño, que no duraron demasiado. Unos gemidos la desvelaron y en cuanto se acostumbró a la penumbra que la rodeaban, enfocó torpemente la fuente de quejidos. Más bien, las fuentes.

-¿Ken…? –el sonido ronco de su propia voz le parecía extraño. Por ello, carraspeó-. ¿Qué…?

Señaló el muñeco con un dedo tembloroso.

-¡Oh! ¿He hecho algo mal mientras dormía? ¿Os he hecho daño? –empezó a preguntar la muchacha, temerosa de que algo malo hubiera sucedido. Sentía un nudo en el estómago y acunó el “juguete” entre sus brazos-. No lloréis, por favor. Oh, madre mía. ¿Qué he hecho?

-Es tan… nostálgico… -empezó el de la ropa a jirones-. Me siento tan apenado…

Incluso N, que parecía empeñado en negarse a llorar, finalmente varios regueros cubrieron sus oscuras mejillas.

-Dime, Hye Rin –dijo-. ¿Alguna vez te han abrazado? -La chica, perpleja, asintió sin saber a qué venía la pregunta-. Lo que estás haciendo en este momento es como si lo fuera. Lo sentimos. Sentimos tu calor a través del muñeco.

-Tan cálido como el sol –susurró Hyuk-. Y a la vez tan doloroso como una quemadura… Eso es lo que es.

Hongbin permanecía encogido sobre sí mismo, las piernas en alto y los brazos en cruz rodeándose los hombros. Se mecía de adelante hacia atrás gimoteando y riendo al mismo tiempo. Ravi no emitía ningún sonido, y Leo… Leo evitaba girarse. Ante esa visión, Hye Rin no pudo evitar sentirse compungida. No sabía cómo expresar lo triste que estaba, por lo que se aferró al monigote como si de su propia vida se tratase.

-Lo siento –sollozó-. Lo siento tanto… perdonadme… perdonadme por ser débil… Por favor, perdonadme…

Lloraron, largo y tendido hasta que sus ojos se secaron y el sueño, de nuevo los venció a todos.


Aquella noche soñó con criaturas sobrenaturales, junto con Kyung Hee. Pero a la mañana siguiente, Hye Rin no fue capaz de recordarlo.

***

Sé que es corto, pero ésta historia no será larga como las demás, e intento racionar las ideas por capítulos, y intentar alargarlo un poco más... >< Gracias!!

3 comentarios:

  1. Vale... Estoy en shock. Primero que todo cuando he leído "-Estás tentando tu suerte, humana –espetó N-. Eres rara." En vez de humana, leí Hermana y me partí de la risa hasta que me di cuenta que había leído mal xD. Ok ya.

    Cuando leo que Hongbin cacarea me recuerda a un pollo, lo siento jajaja Y... La parte del abrazo, jope... Pobrecitos. He sentido como ellos sufrían y lloraban por la vida que tienen ;___;

    Y me da igual que sea corto, ha sido hermoso jajajja <3

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  2. No es corto, o por lo menos a mí no me lo ha parecido. Me ha encantado. Pobres míos... la primera vez que los abrazan, dios debe ser super triste :'(
    La parte de la mano me ha producido una sensación extraña >< no sé, es imaginarme a Ken y sajkhdjsakfhdsf sí, algo así jajaja en serio, es tan dulce.
    Me ha sorprendido de nuevo el comportamiento de N, es tan cambiante que me tienta, despierta mi curiosidad y el personaje me va gustando mucho más.
    Hyuk, ese pasota... se está dando cuenta, poco a poco de que quizás...
    Y bueno, Ravi como no, el perrillo desbocado xDDD
    Para terminar, como siempre, hablo de Hongbin... cada gesto, cada palabra o sonido que hace me produce un escalofrío. Será que me encanta este tipo de estilo pero el sadismo de Hongbin en este fic me queda flipando. Luego están esos desvaríos que le dan, sí, desvaríos, porque lo normal en él es lo macabro. Pero esos desvaríos cuando actúa confuso y un tanto consciente me fascinan...
    A parte de mi favoritismo por Hongbin -que no se nota para nada- en si la trama, sabes que me encanta. Este capítulo ha sido adorable dentro de toda la desgracia que sufren. El darles esperanzas amplía aún más a los personales y los enriquecen...
    Vale, dejaré de comentar porque me enrollo como las persianas xDD
    En resumen: ME KYUSTA :3

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  3. A decir verdad no se que puede decirte de este capitulo por que me a gustado a sido tan sensible y sentimental que me a gustado y mas por que mientras estaba leído sonaba la canción de EXO y D Gray Man que aun me emocionaba mas para decirlo así xD

    Sobre Leo me gusta que cada vez hable un poco mas y este mas interesado.
    Ravi o quiero que Ravi haga algo sea malo o bueno pero no se que haga algo jaja
    y Hyuk este chico nunca sabes con que te va a salir xDDD
    Y Hongbin cada ves me gusta mas estas haciendo que su personaje sea increíble de verdad no tiene que ser fácil hacer las partes de Hongbin por que parece bastante loco xDD
    y N ooh me encanta por que va de malo y en el fondo seguro que es un cacho pan por que le dice:

    Hye Rin agarró la mano de N éste solo permaneció inmóvil de la sorpresa. Hizo sobresalir uno de sus dedos y le señaló los ojos.

    -Tienes dos –ahora posó el dedo en su propia cara-. Yo también tengo dos. Una nariz… -repasó la cara de N y volvió a la suya-. Y yo también tengo. Poseemos lo mismo físicamente. ¿Qué encuentras de diferente? Que estés hechizado es lo único que nos diferencia.

    e que esta parte me a gustado mucho por N ya que no se esperaba nada de esto y de verdad me a encantado.

    Ken es todo amor y ternura es que no se que puedo decir de el no entiendo como es el único que aun esta bastante en su sano juicio después de que aguanten todo esto. Se que estos dos se aman y acabaran juntos lo que no se si vivos o muertos u.u

    Ya tengo ganas de que cuelgues el siguiente capítulo!!!! ^^

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