martes, 11 de noviembre de 2014

Capitulo 5: El dolor de una mentira

Jane no encontró a Chuck. En su lugar dio con Newt, que tenía una expresión mucho más afable que la vez que ella y el crío fueron a hablar con él. Cuando la avistó, descruzó los brazos que hasta ese momento mantenía contra el pecho y le dedicó un suave gesto de cabeza.

-¿Qué hay? –dijo el chico, aburrido. Jane lo notó.

-¿Qué haces? –preguntó. Intentó sonar lo más desenfadada posible al decirlo. Newt resopló, negando con la cabeza.

-Nada en especial. Supervisar el trabajo de los demás, aunque Winston dijo que necesitaba otro par de manos. Ahora iba hacia la Casa de la Sangre.

Había cierta sequedad en su voz, algo que hizo sentir mal a la muchacha. En el momento en que Newt empezó a caminar, Jane lo detuvo por el brazo.

-Espera –susurró-. Siento lo de a otra vez. Me comporté como una… gilipulla.

El joven suspiró y poco le faltó para poner los ojos en blanco.

-Sí, Jane –contestó-. Te comportaste como una auténtica gilipulla. Pero no eres ni la primera ni serás la última, te lo aseguro. Y por ello no te juzgo, pero me sacaste de quicio ayer.

-Lo sé. Lo siento de veras –pese a que lo decía en serio, se sentía ridícula, furiosa. ¿Por qué debía disculparse? Esperó que el otro no viera la verdad en sus ojos claros. Tras un silencio que a la chica se le hizo eterno, Newt se puso en movimiento.

-Demos un paseo –sugirió-. Winston podrá con el trabajo o buscará a alguien que no sea yo.

-¿A dónde vamos? –inquirió ella.

-A ningún sitio. Un paseo es un paseo.

Sin embargo, la caminata se hizo difícil a más no poder. Jane tragó saliva para deshacer el gran nudo formado en la boca del estómago. Pronto llegaron al inicio del bosque, una extensión fea de color entre verde y marrón que subía por la ladera de las murallas. Newt se apoyó en el tronco de un árbol, serio.

-¿Cómo  te sientes?

La pregunta la tomó desprevenida.

-¿Perdón?

-Qué cómo te sientes ahora mismo –repitió.

Como una mierda, quiso decir, pero no lo expresó en voz alta. Bajó la cabeza y juntó las palmas de las manos, que le sudaban frío.

-Lo normal, teniendo en cuenta la forma de llegar hasta aquí y el trato recibido… que me he buscado yo, soy consciente.

Newt no parecía satisfecho.

-Aún no comprendes por qué me comporto contigo de esta manera, ¿verdad? –señaló. Jane negó con la cabeza. El muchacho se acercó a ella, situándole sus manos en los hombros-. Quiero que llores. Que lo hagas de verdad. Ya está bien de ésta farsa. Cuando llegamos al Claro, todos nosotros lloramos como bebés durante días, me incluyo.

-No necesito llorar –balbuceó, molesta. El nudo creció, dificultándole la respiración.

-No me lo trago –opinó Newt-. No me trago nada de ésa clonc de “soy una tía guay y llorar es de maricas”. La primera noche despertaste a medio Claro con tus gimoteos. Chuck se puso tan nervioso que empezó a llorar porque no sabía qué hacer contigo. Fritanga se levantó y te dio unos golpecitos en el hombro durante más de media hora hasta que te calmaste. Así que no me vengas con que te sientes “normal” porque la próxima vez te daré un sopapo suficientemente fuerte como para que estés llorando una semana completa.

Jane palideció. Aquello no podía ser cierto. La vergüenza la corroyó y tuvo que agarrarse al tronco más cercano.

-¿Quién más…? ¿Quién más me…?

-¿Que quién te escuchó? La lista es larga: Jack, Gally, Frederick, Fritanga, Dave, Alby –pese a estar en la Hacienda-, Zart, Winston, Minho, Chuck, Collin… y yo mismo. Desconozco si alguien se hacía el dormido mientras ocurría, pero los principales fueron los que te he dicho.

-Oh no. Oh no, oh no –dijo, alterada. Desplazó las manos a la cara, abochornada. ¿Cómo miraría a la cara a todos? Y sobre todo, ¿cómo podría mirar a Minho?

-No te preocupes, Jane. Es habitual, pero tendrías que exteriorizar lo que sientes por dentro o te volverás loca.

La chica sacudió la cabeza.

-No puedo, no ahora. No.

Newt volvió a suspirar, rindiéndose.

-Bueno, al menos lo he intentado. Ya llorarás cuando Minho te saque al Laberinto mañana. Será peor que una pesadilla, créeme.

-Pero… Gally dijo que me iniciaría en los constructores…

-Puede decir misa si quiere, aquí el que manda no es él –gruñó.

-Dijo que era orden de Alby.

El semblante de Newt se ensombreció. Abrió la boca para decir algo pero no emitió ningún sonido. Sus ojos bailaron, oscuros, pensativos.

-Alby tendría que haber hablado conmigo –se tamborileó los labios con los largos dedos-. Le dije a Minho que… y él le dijo a Gally…

-¿Vas a hacer algo, no? –exigió, impaciente. No tenía ganas de pasarse un día entero en compañía del idiota que no la tomaba en serio. La observó.

-Ven.

Dirigiéndose a la Hacienda, Jane se preguntó si en realidad era tan “malo” empezar con los constructores. Cruzaron la puerta y fueron buscando al líder de los Clarianos por cada habitación. Jane vio por segunda vez el armario y se estremeció. Recordaba los pequeños botes que según le habían contado, contenían el Suero contra el veneno de los Laceradores.

Se obligó a seguir caminando y a pegarse a Newt, que no se giró ni una vez a comprobar si ella lo seguía. Un rumor al final del pasillo llamó su atención y, dirigiéndose lentamente hacia el sonido de voces, descubrieron que se trataba de una acalorada discusión entre Alby y Minho.

-¿Y qué sugieres entonces? –habló el primero.

-Propondría miles de opciones más sensatas, la verdad. Es como si quisieras que acabara mal. ¡Los constructores tienen menos luces que un martillo, Alby!

-¿Por qué te preocupa tanto, Minho? Si la han enviado aquí y no ocurre nada fuera de lugar, significa que no es tan especial como todos creíamos.

-Claro que lo es, siendo una chica.

Hubo un movimiento de pies al otro lado, hasta que la voz del líder volvió a escucharse.

-¿Insinúas que no será capaz? Minho, es por un motivo similar que metimos a Allen en el Trullo.

-Yo no he dicho…

-En esencia es la misma razón, chaval.

Se instauró un silencio incómodo. Jane apretó los puños clavándose las uñas en las palmas, colérica. El corredor le había dejado claro que no dudaba de ella ni un ápice y con aquello, se daba cuenta de que le había mentido.  Newt abrió la puerta, sobresaltando a los dos Clarianos.

-Siento interrumpir, pero creo que hemos venido por el mismo motivo. Aunque después de oíros, he tomado una decisión.

-Te escuchamos –afirmó Alby. El corredor buscó los ojos de la muchacha con arrepentimiento, como alguien a quien han pillado robando en la cocina después de las doce. No le devolvió la mirada.

-Vigilaré su trabajo con los constructores. Minho podrá volver al Laberinto y todos contentos. Eso es mejor que nada.

Alby meditó la propuesta.

-Bien. Mañana con los constructores. Pasado con los Corredores. No quiero tener ésta conversación otra vez en el futuro u os meteré en el Laberinto de una patada en el culo. NO, Minho –cortó, viendo que se disponía a replicar-. Es mi última palabra. Ahora largaos.

El corredor hinchó el pecho y frunció los labios, disgustado. Se encaminó a la salida pero se detuvo frente a Jane.

-Oye, yo…

-Cállate –espetó ella, fría-. No quiero oír nada que salga de tu maldita boca, embustero.

Incapaz de permanecer en la habitación, desapareció por la puerta. Newt arqueó las cejas, sorprendido.

-Tío, ¿qué has hecho? –inquirió. Minho se encogió de hombros.

-Ser un gilipullo de narices.

***

Al día siguiente, Jane se levantó contracturada. El primer día no lo había notado por el cansancio acumulado en su cuerpo, pero cuando alzó la cabeza notó como si el mundo entero se le viniera encima. Se recostó de nuevo, dolorida. El cielo lucía todavía oscuro y la chica se preguntó si no se habría despertado demasiado temprano. Un movimiento cerca la hizo incorporarse del todo y escrutar a ciegas. Pese a la penumbra, distinguió una figura que recogía su saco. Unos minutos más tarde, la persona regresaba con una mochila echada en el hombro que caminó en dirección a los muros. No tardó en averiguar que se trataba de Minho. Alguien ya lo aguardaba en las puertas, supuso que sería Ben.

Minho observó el Claro a su espalda, grabándose cada parte de él como si fuera la primera vez. Justo cuando sus ojos se posaron en la muchacha, hizo amago de sonreír. Pareció recordar de pronto, y su sonrisa se desvaneció tan rápido como había llegado. Le susurró algo a su compañero y se acercó, arrastrando los pies. Jane no quería que dijera nada por lo que sin mediar palabra se recostó de espaldas al chico. Quizá su comportamiento era meramente infantil, pero no le importó. Notó que Minho se agachaba, las rodillas le crujieron al hacerlo.

-Jane –la nombró-. Por favor, préstame aunque sea un minuto de tu atención.

La joven no se movió. Pudo escuchar una profunda inspiración cargada de paciencia.

-De acuerdo. Si no quieres, no te obligaré. Pero el Laberinto es enorme y vamos a tener mucho tiempo para aclarar las cosas quieras o no.

Se marchó, dejando tras de sí un viento gélido que le erizó el vello de la nuca. Lo más curioso era que no soplaba ni una triste brisa matinal.

-¿Qué ha pasado entre Minho y tú? –habló Chuck, sobresaltándola.

-Nada –tartamudeó. Cualquier cosa a hablarlo con el crío.

-No sé por qué, pero tengo la sensación de que las chicas soléis utilizar bastante ésa palabra –alargó las manos en el aire-. “NADA” lo soluciona todo.

-No hay nada que solucionar, porque no ha pasado nada –dijo y bajó el tono-. Debería buscar mejor las amistades.

-¿Qué dices?


-Eh, no, nada.

2 comentarios:

  1. Comienzo diciendo que aún no soy capaz de acostumbrarme a los insultos inventados jajajaja me hacen mucha gracia >< y me quedo un momento pillada y lo releo para ver si no lo he hecho mal xDD
    Joder, sí que son sensibles para que les despierte a todos el llanto de una persona :O parece que duermen con un ojo cerrado y el otro abierto... aunque supongo que es por algo y me tengo que aguantar hasta que lo expliques o yo lea los libros xD que soy muy impaciente, oye ><
    Ay, pero yo no creo que él no confíe... si le hubieran dejado explicarse >:C que cabreo, leñe.
    Aunque ella es cabezona de narices jajajaja me cae bien pero en esos momentos me gustaría tener una sartén y darle, te lo juro jajajajajaja
    Es gracioso pero ese "nada" nuestro agobia sobremanera a los tíos XDDDD
    Y tampoco es que puede elegir mucho sus amistades dentro de ese Claro ¿no? ><
    Bueno, mi comentario termina aquí, como no he visto nada raro además de lo bueno pues ya me voy largando que me enrollo como las persianas jajajaja esperando el otro...

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    1. Se que no suelo comentar los mensajes aqui por que ya lo hago en facebook, pero meh, voy a intentar hacerlo por aqui haha
      No hay misterio en lo de que te despierte el llanto de una persona. Simplemente tiene que haber llorando muy fuerte en sueños y tiene que haber gente que golpee en los codos ajenos para contarselo(?)
      A ella la he hecho cabezota, si. Minho lo necesita. En el libro, por culpa de Minho casi los matan varias veces (en toda la saga), aunque realmente nadie lo culpa por que exteroriza como se sienten todos, ya sabes.
      Lo de escoger las amistades... esa es la paradoja -si se dice así- que por mucho que lo intente no puede escapar a la gente HAHAHAHA

      Gracias por comentar, eres la unica que me comenta aquí, aunque Sonia lo haga en facebook, pero me hace ilu <3

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