viernes, 21 de noviembre de 2014

Capitulo 7: Laberinto de Corredores

- Arriba -dijo una voz seca-. Y sígueme.

Tardó unos segundos en identificar que era Minho. El corredor se había dado la vuelta y Jane recogió su saco de mala gana. No había amanecido aún. Tras dejar sus respectivas pertenencias en la Hacienda fueron hacia otro pequeño edificio que tenía un aspecto mucho más maltrecho que los demás.

Cuando Minho entró primero, la puerta dejó escapar un profundo gemido que le provocó un escalofrío. Pero el joven no pareció advertirlo. Se acercó a los armarios, abriéndolos y sacando de él un par de camisetas; una de color azul pálido, prácticamente igual a la que el corredor llevaba puesta, y otra canela. Quizá en mejores tiempos fuese blanca.

- Ropa de corredores -aclaró él, tendiéndole la pieza-. Obligatoria.

Se vistió allí mismo, poniéndosela encima de la camisa, dado que dudaba de que Minho le diese "intimidad". Después miró a su compañero significativamente.

-Te va un poco grande -rebuscó entre la ropa, sin extraer nada-. Es la más pequeña que tenemos, no hay más. Mm... Podrías hacer algo...

Sin previo aviso empezó a remeterle la camiseta por dentro del pantalón. Jane se atragantó con su propia saliva, el corazón se le aceleró a un ritmo desenfrenado, martilleándole las costillas. Estaba por jurar que sus latidos podrían ser escuchados por todo el recinto de un momento a otro. Azorada, se apartó, brusca, soltándole un manotazo en las manos.

-Sé hacerlo por mí misma, gracias -masculló, intentando sonar indiferente. Minho arqueó las cejas, sorprendido.

-Eh… Es la costumbre. No pretendía...

-¿Te estás quedando conmigo? Sabías exactamente lo que hacías.

El corredor frunció el ceño.

-Pocas veces bromeo, y ésta no es una de ellas. Para tu información, suelo ser famoso por mis ironías y sarcasmos.

-Vaya, eso explica muchas cosas, claro que sí -espetó. Minho encajó la mandíbula y la contempló. Sus ojos ardían, furiosos.

-Te lo diré de otra forma. Chuck y los otros clarianos también han pasado por la prueba de los corredores. No has sido la única persona a la que he tenido que remeter la camiseta -sacó una especie de arnés con tres hebillas y mochila incorporada-. No podrás evitar que te toque -hizo tintinear lo que llevaba-. Así que cálmate y deja de comportarte como si tuvieras ocho años. No voy a comerte.

La joven se rindió. No valía la pena ponerse nerviosa. Minho pasó los arneses por su cabeza y fue apretando y cerrando hebillas, siempre preguntándole si le hacía daño o si necesitaba que aflojara alguna parte. Jane respondía negando. El chico se colocó detrás para cerrarle la última hebilla, que se resistió bastante. Soltó un gruñido y el aliento le rozó la nuca, estremeciéndola.

-¿Qué es eso? –inquirió, señalando algo blanco amontonado en una de las estanterías. El chico siguió el dedo y abrió la boca para decir algo, pero se lo pensó menor.

-Bueno, eso… es para los chicos –el tono de su voz descendió en un susurro, como si le avergonzara decirlo-. Gallumbos.

-Ah.

No sabía qué decir, la conversación se tornaba embarazosa por momentos. Leyéndole los pensamientos Minho se dirigió a la puerta, apoyándose en el marco, aguardándola. Luego se dirigieron hacia la cocina, donde recogieron unos bocatas que Fritanga les había preparado el día anterior y anduvieron a la entrada. Los muros seguían cerrados pero bastó unos segundos para que se abrieran, puntuales. El joven miró el reloj de su muñeca.

-Ni un minuto más ni un minuto menos, como siempre. Vamos. Comienza tu primer día en el Laberinto.

Ella asintió. Justo cuando avanzaba hacia la separación, una voz la detuvo. Era Chuck, despeinado y con los ojos medio entornados por el sueño, que la llamaba por el nombre.

-Quería desearte suerte.

-Gracias. Es un detalle.

-Y… vuelve, ¿vale? –pidió.

Jane sonrió.

-Por supuesto.

Lo abrazó y se sintió mejor.

-¿Sabes? No eras solamente tú la que necesitaba un abrazo. Como nadie me ha abrazado desde que tengo uso de memoria…

-Te entiendo y puede que todos aquí lo necesiten. Pero no voy a ir abrazando a todo el mundo.

-Y menos al idiota de Gally.

-Y menos al idiota de Gally –repitió, burlona. De mala gana, se despidió. El otro chico revisaba el interior de su bolsa, comprobando que estuviese todo. En el instante en que Jane entró en su campo de visión, cerró la cremallera y se levantó.

-Has acabado, supongo –dijo. La joven asintió-. Antes de cruzar los muros, escúchame con atención: Pégate a mí. Y ni se te ocurra irte a explorar por ahí, porque puede ser lo último que hagas en tu vida. Para nada es un paseo turístico. Si ves un Lacerador… más vale que corras. No mires atrás y olvídate de mí, yo haré lo mismo. No suelen salir de día, y puede que ésta charla no sirva para nada, pero nunca se sabe.

Seguía teniendo curiosidad sobre el aspecto de los Laceradores, esos bichos que inspiraban tanto temor. Aunque no sentía un miedo atroz, debía ser precavida. Algo le decía que aquellas bestias eran muy peligrosas.

-Vamos –ordenó, y echó a correr. Jane aceleró el paso hasta posicionarse unos metros por detrás. Al pasar la entrada, el aire se tornó más frío, más… inhumano. Mientras corrían observó las sucias paredes con interés: de ellas colgaban frondosas lianas y enredaderas de aspecto tétrico. Vadearon pasillos, algunos largos, otros cortos. Algunos eran tan anchos que se podría pasar estirado mientras que otros, a duras penas cabía un cuerpo recto. Jane ya estaba perdida, pero consideró que su compañero sabía lo que hacía.

Tras un par de horas corriendo sin parar y cuando la chica pensó que no podría dar un paso más, Minho se detuvo al inicio de un callejón sin salida. Dejó la mochila en el suelo y sólo entonces ella se percató de que sostenía un trozo de papel en el que iba dibujando. Después, lo guardó.

-¿Por qué paramos? –preguntó, nerviosa. Minho se cruzó de brazos.

-Te advertí que el Laberinto era grande y que tendríamos mucho tiempo para hablar.

Oh, no.

-Podríamos haber hablado en un sitio… no sé, menos expuesto.

-¿Y arriesgarme a que salgas corriendo? No, gracias. Además, me conozco este sitio de memoria. Estamos a salvo.

-¿Para qué llevas un papel si ya sabes cómo funciona todo?

-No me cambies de tema.

Jane resopló.

-¿Y de qué quieres hablar? Si es por lo que te dije, no voy a retractarme.

-Ni yo voy a intentar exculparme por algo que no he dicho con mala intención.

-Claro, porque mentirme a alguien a la cara no es “mala intención”.

El chico entrecerró los ojos.

-Si me hubieses escuchado desde el principio te darías cuenta de lo sumamente estúpida que suenas. Dije que confiaba en tus capacidades, en ti, y aún sigo creyendo lo mismo. De quien no me fío ni un pelo es de Gally. Insistí a Alby en que no te pusiera con los constructores porque Gally no es precisamente una mente brillante ni una buena persona. Y tú te has montado mil paranoias como si todo el mundo estuviera en tu contra. Te equivocas de parte a parte, pingaja.

Si Jane hubiese podido desaparecer, lo habría hecho en menos de lo que dura un parpadeo. Ladeó la cabeza, confusa en cierto modo, pero deseando que no viera el arrepentimiento que la corroía por dentro.

-¿No vas a decir nada? –inquirió el joven. Ella se mordió el labio inferior.

-¿Qué… puedo decir?

-Di al menos que lo sientes.

-Lo siento.

-No eres sincera.

Jane respiró hondo y se armó de paciencia.

-Perdóname. Todo esto es una… clonc. Me siento fatal. Hay algo en mí que no está bien, lo reconozco, quizá sea el estrés de estar en un sitio desconocido sin saber por qué. Sois todos hombres y yo soy la única chica. La verdad… es que os habéis portado muy bien conmigo, la gran mayoría. No merecéis mi comportamiento.

Minho la contempló. Daba la impresión de que se divertía, algo que la molestaba enormemente. Sus ojos rasgados y risueños, lucían relajados.

-¿Ves como no es tan difícil expresar lo que sientes? Deberías intentarlo con más frecuencia.

-Seguro que eres el rey de la expresividad y el sentimiento –ironizó. Él recogió la mochila y se la cargó a la espalda.

-No –confesó-. Tengo el mismo problema que tú –se miraron. Jane sintió que sin pretenderlo, Minho y ella habían acabado acercándose un poco más el uno al otro. Cualquier pasado resentimiento o recelo entre los dos, se había evaporado. El joven carraspeó, cohibido.

-Basta de tanta palabrería. Hay un Laberinto que recorrer y poco tiempo que perder.

Con una leve sonrisa en sus rostros, volvieron a ponerse en marcha. El corredor le explicó el funcionamiento del espacio. Cada día era distinto, pues las paredes se movían de noche, cambiando la estructura. Jane recordó los horribles chirridos antes de dormirse y ató cabos.

-Hacemos mapas, siempre, sin excepción. Corremos tan rápido como podemos, memorizando, dibujando antes de que se cierren las puertas al atardecer. Ése es nuestro trabajo.

-¿Para encontrar una salida?

-Exacto.

La agitación la inundó. Quería ser corredora, quería ayudar a la gente a salir de allí. Haría cualquier cosa para conseguirlo.

-También será el mío.

-Wow, wow, wow… -levantó las manos en el aire-. No tan rápido, verducha. Tienes buen fondo, las piernas largas y un cuerpo prácticamente del diez, pero ello no te convertirá en lo que yo soy ni de broma.

-¿Entonces? ¿Tengo que esperar a probarme en lo demás?

-Tu inteligencia me sorprende.

-Idiota.

-No más que tú.

Volvieron a sonreír, animados. Minho habló otra vez.

-Cuando acabe el día, juzgaré si tienes madera para esto. Aún quedan muchas horas, así que haz tu mayor esfuerzo y no me decepciones.

Jane asintió. A mediodía pararon a comerse los bocatas de Fritanga. El corredor le enseñó la importancia de racionar el agua, siendo éste un bien escaso ahí fuera. Tras la pausa siguieron durante tres horas más.

-Recorres cada pasillo y lo memorizas bien. Cuando tengas un mapa mental, lo apuntas en la hoja. No hay que ir haciendo líneas por todos los cruces que te encuentras. No acabaríamos nunca.

-Entendido.

Minho miró el reloj.

-Es casi la hora. Tenemos que volver. ¿Una carrera?

Las comisuras de la chica se curvaron hacia arriba.

-Si te gano, no llores.

-Eso está por ver.

***

La carrera la ganó Minho. Era de esperar, pues el corredor sabía por dónde ir. Jane recordaba vagamente los giros hechos, pero más de una vez se había perdido en los pasillos hasta que la figura borrosa de su compañero aparecía corriendo como una exhalación. Parecía como si la estuviese guiando, sin perderla de vista. Cuando perdía el rumbo, Minho aparecía de la nada con una sonrisa socarrona y desaparecía. Al final visualizó las puertas, aliviada, hasta que vio al joven de pie entre ellas. Había perdido.

-No llores, ¿vale? –se jactó. Jane entrecerró los ojos, armándose de paciencia.

-Yo no lloro.

-Todo el mundo llora. Yo también.

-Cualquiera lo diría –se acercó a él y le apuntó con el índice el ojo derecho-. Apuesto a que si te meto el dedo en el ojo, lloras como un bebé.

El otro, mofándose, le cogió la mano con la suya propia.

-¿Te has enfadado, pingaja?

-No.

El corredor desplazó el puño de la chica detrás de su espalda, inmovilizándola y aproximándose a una distancia que de amistosa tenía poca.

-¿Y si yo ahora decido romperte el brazo? ¿Entonces llorarás? –su aliento silbó sobre los labios de ella que abrió los ojos de par en par, sorprendida por la repentina cercanía. Minho pareció despertar de un sueño y se percató de la situación en la que se encontraban, porque se apartó como si le hubiesen dado un calambrazo. Por cuarta vez, se miraron, salvo que era otro tipo de mirada, una mirada de desconocimiento mutuo. Ambos dieron gracias a la llegada de Newt.

-Buenas tardes. ¿Qué estabais haciendo? Os he visto llegar y quedaros quietos.

El corredor abrió y cerró la boca varias veces.

-Ah… estábamos…

-El mapa.

-¿Qué? –dijo Newt.

-Que… estábamos mirando el mapa. Me estaba enseñando a trazar las líneas en movimiento para no… hacer de más con las prisas.

-Sí, eso –corroboró el asiático. Newt arqueó una ceja, pero no dijo nada. Le hizo un gesto a Jane para que se fuera.

- Busca a Chuck, querrá verte viva. También te convendría una ducha. Ya. Venga.

La chica asintió y se fue tras un breve vistazo a los chicos. Minho y Newt se quedaron solos. En el momento en que el primero intentó marcharse, el segundo lo paró.

-Espera –murmuró-. Nunca. Nunca se ha dado el caso de que alguien tuviera que enseñar a alguien a dibujar un mapa recto en movimiento, porque es imposible. Así que no asumas que me chupo el dedo. Si no quieres decírmelo, perfecto, no insistiré. Pero odio que me mientan.

-Vete con tus lecciones a otra parte, cara fuco. –espetó, cortante. El chico se alejó un par de pasos.

-De acuerdo. Haz lo que quieras –se dio la vuelta-. Por cierto, ¿es corredora?

Minho rumió la respuesta unos segundos.
-Sí. Es corredora.

2 comentarios:

  1. Venga, voy a por el comentario random y largo de siempre jajajaja

    Coño, hormigueo repentino con lo de la camiseta asjkfhjsdgs que básica soy jajajaja pero... ufff yo no aguanto quieta ehhh >< "No voy a comerte" ehhh de la forma en la que lo piensas ¿no, bribón? JAJAJAJJJAA el final, cuando le dice "Gallumbos" JAJAJAJAJAJA es que me da ehhh ><

    Leer Chuck y ;--------; bueno, me callo que meto la pata :S
    Ohhh ohhhh sólo la ha llevado para hablar, es más rico él *^* por fin se llevan "bien", me encanta y ahora veo todo mucho más claro, los escenarios y demás. En serio me encanta, ye me he enganchado, esto es como el "game set" de Leo jajajajajajjajaja

    El mapa, sí, el mapa JAJAAJAJAJAJA en serio, me encanta las excusas que se montan esos dos >< son adorables con todo lo duros que se hacen ver, que par de tontitos xDDDD Y ¡¡es corredoraaaaaa!! Wiiiii *^^^^^^*
    Bueno ya que se me va lol

    Ahhhhhh y se me olvidó decirte, ya me he visto la película *^* está guapa, sí sí, me ha gustado mucho :D

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    1. OMGOMG Me alegro que hayas visto la película! PERO les derapan muchísimo las neuronas y hay muchas cosas distintísimas al libro, te lo aseguro. Gally no muere así. No hay helicópteros. No hay NINGUN cilindro que guía, sino que todo está en los mapas (no te spoileo), Alby tampoco muere así. Y la Cura, ya viene desde el principio, sí que saben como "curarlos". Ale, esque me gusta mucho la peli, pero que me hayan desgraciado el libro... u_u OSTIA entonces sabes lo que le pasará a Chuck en el futuro ;;

      Me encantan tus coments, te lo he dicho ya? :'D ♥ Cuando acabe mis trimestrales subiré el siguiente capitulo! ^^

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